Antes de la implementación de cualquier proyecto, es deseable, documentarnos y hacer estimaciones futuras de los costos y beneficios del proyecto. Y la iluminación no es la excepción a esto; ya sea para una instalación nueva o existente, hacer la tarea y evaluar con detalle el tipo de iluminación, la tecnología a usar, la cantidad de luz que se necesita para realizar la actividad en el área a iluminar, las horas de operación y el costo de la energía, son todos factores muy importantes para sacar el máximo beneficio de un proyecto de iluminación.

A menudo nos encontramos con “vendedores” de luminarias que argumentan retornos de inversión maravillosos, sin que el cliente se dé cuenta que para estas “cuentas alegres” se consideran días de 30 horas y precios de electricidad a tarifa Doméstica de Alto Consumo (de las más elevadas de México).

Si consideramos que al paso de los años, los costos de operación superan por mucho a los costos iniciales, entonces es lógico detenerse y evaluar de qué forma reduzco al mínimo posible los costos operativos. Aquí presentamos un ejemplo ilustrativo:

Existe una oportunidad de ahorrar al sustituir lámparas fluorescentes por lámparas LED:

El proyecto típico que la mayoría de los instaladores propone es sustituir todas las lámparas por la misma cantidad con la nueva tecnología

Si nos detenemos a hacer un estudio de iluminación adecuado, encontramos que las nuevas lámparas emiten mucha más luz que las anteriores, por lo que solo se requiere cambiar la mitad de las lámparas por LED y el resto, simplemente apagarlas, con una afectación imperceptible en los niveles de iluminación. El ahorro es tanto en inversión inicial (solo se compró la mitad de lo originalmente propuesto) y el costo operativo también será el 50% del estimado inicialmente.